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MATERNIDAD.


Lo maternal implica abnegación, tolerancia, amor incondicional, entrega, dulzura, paciencia, comprensión, altruismo, todas las cualidades necesarias para ser capaces de criar hijos.

"¿Por qué resulta tan arduo criar a un bebé? Todas las madres, con un mínimo de sostén emocional, somos capaces de amamantar, acunar, higienizar a un bebé, proporcionarle los cuidados físicos necesarios. Para esta tarea nos hemos entrenado jugando con nuestras muñecas durante toda la infancia. La dificultad aparece cuando se impone reconocer en el cuerpo físico del bebé la aparición del alma de la madre en toda su dimensión. Reconocernos frágiles como «mamasbebés». Cuidarnos como tales. Respetarnos con estas nuevas cualidades. Tenernos paciencia en este tiempo tan especial y no exigirnos un rendimiento igual al acostumbrado. La sensibilidad que se nos agudiza y la percepción de las sensaciones ambivalentes son vividas con un corazón inmenso y un cuerpo que sentimos pequeño porque somos bebés y personas adultas simultáneamente. Es como tener el corazón abierto con sus miserias, sus alegrías, sus inseguridades, con todas las situaciones pendientes para resolver y con todo aquello que nos falta comprender. Es una carta de presentación frágil: esto es lo que soy en el fondo de mi alma, soy este bebé que llora".(La maternidad y el encuentro con la propia sombra (Gutman,1995).

En mi opinión en cuanto a mi experiencia como madre, creo que es cierto que muchas veces imaginamos como seria ser mama, cuidar a nuestro bebé, bañarlo, etc, pero cuando ese momento llega nos resumimos a ser frágiles, nuestra alma reconoce al bebe como lo mas importante, nos sensibilizamos y nos llenamos de sentimientos y alegrías, inseguridades enojos, y es tanta la unión entre mama y bebé que este ultimo siente las emociones de la mama como propias, se es uno solo. Podríamos considerarla una ventaja exclusiva de las mujeres: la posibilidad de desdoblar nuestro cuerpo físico y espiritual permitiendo que aparezcan con total claridad las dificultades o dolores personales. El bebé siente como propios todos los sentimientos de la madre, sobre todo las sensaciones que no hemos admitido ni organizado en la conciencia. La mayoría de las mujeres no aprovechamos esta ventaja de tener el alma expuesta. Es arriesgado encontrarse con la propia verdad. Sin embargo, es un camino que indefectiblemente vamos a recorrer, aunque la decisión de hacerlo con mayor o menor conciencia sea personal. Por eso, en nuestro afán por acercarnos a la comprensión de los bebés y niños pequeños, es indispensable (Gutman, 1995).

Al tener el alma expuesta en el cuerpo del bebé, es posible ver más claramente las crisis que quedaron guardadas, los sentimientos que no nos atrevimos a reconocer, los nudos que siguen enredando nuestra vida, lo que está pendiente para resolver, lo que desechamos, lo que resulta inoportuno. A veces los niños manifiestan las crisis en forma tan contundente que solo así tomamos conciencia de la importancia o la dimensión de nuestros sentimientos. Porque tendemos a no prestarles mayor atención, a considerarlos banales y a relegarlos a nuestra sombra. Criar bebés es muy arduo, porque, así como el niño entra en fusión emocional con la madre para ser, a su vez las madres entramos en fusión emocional con nuestro hijo para ser. Las madres vivenciamos un proceso análogo de unión emocional. Durante los dos primeros años somos fundamentalmente una «mamabebé» (Gutman, 1995).

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